El dios en el cuerpo
Alfredo López Austin*
C
Un otro frente a otros otros
ierto d’a deb’ referirme brevemente a las concepciones de los mesoamericanos sobre su propio cuerpo. Mi ideolog’a, herida desde siempre por el m‡s tenaz materialismo, me condujo a escribir en la ocasi— n:
Calificamos fluidos, almas, humores, fuerzas, funciones y disfunciones, intru siones y emanaciones, bendiciones y maleficios, para dar coherencia a la urgen te respuesta cotidiana. En tal ejercicio nos desdoblamos; llegamos a la inso luble antinomia “soy yo y es lo mío”, misma que produce un improbable yo frente a un improbable otro: el cuerpo. Transformamos as’ nuestro cuerpo en dialogante juego, en el cual un espejo ficticio refleja dos imágenes virtuales de ninguna real. Al demarcar el cuerpo lo hacemos ajeno, morada transitoria con días de ocupación y desalojo. O también, desde una perspectiva opuesta, el cuerpo se convierte en mi gente, en mis semejantes, en mis antepasados, en mis descendientes, y soy yo el temporal, mero eslabón de una herencia pro longada.1
Escrib’ amparado por los tiempos laicos. Mi posici— estaba pre n cedida por la de pensadores que a través de los siglos rechazaron el
* Instituto de Investigaciones Antropol— gicasunam. 1 Alfredo López Austin, “La concepción del cuerpo en Mesoamérica”, en Artes de MŽ xico, vol. 69, abril de 2004, pp. 1820.
Dimensión AntropológicA, Año 16, Vol. 46,
mAyo/Agosto,
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dualismo cuerpoalma. Ya ellos hab’an pagado su impiedad con la marginación, el exilio o la pérdida de la vida; hombres como Fan Zhen, el sabio desterrado por rechazar la existencia de esos soplos trascendentes a la muerte corporal que dinamizan coyunturas, alo jan sentimientos y producen inteligencias. Creí, pues, justo, repasar con mis palabras, como un homenaje, los pasos de los precursores. Si mi opinión fue justa o no, no por ello fue oportuna. En aquel texto deb’a ce– irme a la tarea